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--- Semana Santa Viveiro ---

Semana Santa Viveiro

Publicado 15/03/13

 

LA LUZ COMO SÍMBOLO

 

Durante la Cincuentena Pascual encendemos en todas las celebraciones el Cirio Pascual. Y en otros muchos momentos damos un lugar expresivo al simbolismo de la luz.

En la civilización de la luz artificial ¿sigue teniendo sentido la luz de unas velas o unas lámparas?

Si fuera sólo por una finalidad utilitaria, posiblemente no. Pero evidentemente la luz en la liturgia tiene una eficacia pedagógica distinta: el simbolismo expresivo de algo o de alguien que consideramos importante en nuestra celebración.

Como, por otra parte, sucede con frecuencia en nuestra vida. ¿Por qué adornamos con unos candelabros, más o menos bonitos, una mesa festiva de bodas, si ya en la habitación hay luz abundante? ¿No podrían en Lourdes iluminar la gran plaza con potentes focos? Sí, pero entonces se perdería el hermoso simbolismo de la procesión de antorchas...


La noche de la luz

PAS/VIGILIA/LUZ: En nuestro Año Litúrgico hay una celebración cuyo comienzo es en verdad un juego simbólico de la luz: la Vigilia Pascual:

—el pueblo, congregado en la oscuridad, ve cómo nace un nuevo fuego (esta noche todo es nuevo) y de él se enciende el Cirio Pascual, símbolo de Cristo,

—y tras El marcha la comunidad ("el que me sigue no andará en tinieblas") cantando por tres veces un grito de júbilo: "Luz de Cristo", "Lumen Christi", o bien el canto antiquísimo en que las comunidades cristianas expresaron su fe en Cristo: "Oh Luz gozosa...",

—y cada vez se van encendiendo más cirios pequeños: los cristianos quedan contagiados de la Luz de Cristo, personalizando el simbolismo, a la vez que la iglesia se ilumina con más luces (aunque es mejor no encender todos los focos en este momento: la plenitud de iluminación gozosa podria subrayar pedagógicamente el momento en que se pasará de las lecturas del A.T. a las del N.T.)...

—el cantor del Pregón Pascual entona a continuación las alabanzas de la feliz noche, iluminada por la Luz de Cristo.

No necesita muchas explicaciones en esta Vigilia el simbolismo de la luz. Es evidente su intención, que no se queda sólo en una "información", sino que contagia y engloba a los creyentes, comunicándoles con su fuerza expresiva el entusiasmo del misterio celebrado: "la noche iluminada... ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la alegría a los tristes..."

Si se hace bien, es magnifica la eficacia de toda la sucesión de signos: la oscuridad de la noche (y no las últimas horas de la tarde), el fuego, el Cirio hermoso y nuevo, la procesión, la progresiva comunicación de la luz a cada participante, la iluminación de la iglesia, el pregón...

La Iglesia, como esposa llena de gozo, sale al encuentro de su Esposo en esta noche, como una comunidad de "vírgenes prudentes", con la lámpara encendida, después de la larga espera de la Cuaresma...

 

Es interesante que en la alabanza del Pregón también se incluye la cera, la materia prima del Cirio. Todo él se convierte así en el simbolismo de Cristo, en su humanidad y divinidad, que nos comunica con su Resurrección la luz y el calor de su Nueva Vida.

CIRIO-PASCUAL: El tiene grabadas un "alfa" (A) y una "omega" (O), la primera y la última letras del alfabeto griego, expresando que Cristo

es el principio y el fin de todo, el que abarca todo el tiempo. El año también queda marcado en este Cirio, para indicar que la Pascua es siempre nueva, siempre eficaz: es en este año cuando Cristo nos quiere hacer participes de toda la fuerza salvadora de su Misterio Pascual. Y también hay un último detalle: la Cruz grabada en el Cirio. El Misterio Pascual supone un doble momento: el paso a través de la Muerte hacia la Vida.

Este Cirio iluminará desde esta noche todas las celebraciones de la comunidad cristiana, también las de la Liturgia de las Horas, durante la Cincuentena. No sólo hasta el día de la Ascensión, como se hacia antes, porque seria dar un tono "historizante" a nuestra fe en la presencia de Jesús, que en efecto se ocultó visiblemente en la Ascensión. Sino hasta la tarde de Pentecostés, cuando se completan esas siete semanas, el Tiempo Pascual, que celebramos como un gran día de fiesta: así subrayamos el tono "mistérico" de esa Presencia del Señor Glorioso en medio de nosotros.

No es el único momento, a lo largo del Año Cristiano, en que la luz aparece como una categoría simbólica para expresar y celebrar el Misterio de Cristo: la fiesta de Navidad y la de la Epifania cantan la Aparición de Cristo Mesías bajo esta imagen de la Luz. También la Presentación del Señor en el Templo, el 2 de febrero, la popular fiesta de la Candelaria, tiene en las velas iluminadas un simbolismo evidente, el último eco de la Navidad, con clara alusión a las palabras proféticas del anciano Simeón, que afirmó que ese Niño iba a ser "luz para alumbrar a las naciones".


 

 

Publicado 15/03/13

Dentro del Programa ADRAL

 

 

Publicado 15/03/13

Carteles de Semana Santa 2013 (XIX)

 

Publicación 15/03/13

Petición  de Nuestro Obispo D Manuel a Francisco I

 

Publicado 15/03/13

Primeros momentos del nuevo Papa

 

Miércoles, 13 de Marzo de 2013 12:35 | Oficina de Información

Fuente:http://www.conferenciaepiscopal.es/index.php/primeros-momentos-del-papa.html

El Cardenal Jorge Mario Bergoglio S.J. es desde el 13 de marzo de 2013 el Santo Padre Francisco.

Los 115 cardenales electores reunidos desde el martes 12 de marzo en cónclave han decidido que el cardenal argentino sea el 266º Papa de la Historia de la Iglesia Católica.

En la Plaza de San Pedro la fumata blanca, y el repicar de las campanas, ha anunciado, a las 19,07 horas, que tenemos nuevo Papa. A las 20,15 horas se abría la loggía o balcón central del Aula de las Bendiciones, situada sobre el pórtico de la Basílica de San Pedro y que da a la plaza.

El cardenal francés Jean-Louis Pierre Tauran, como corresponde al Protodiácono, ha anunciado al pueblo romano y al mundo entero el nombre del nuevo Papa según la fórmula, pronunciada en latín, de acuerdo con el Ordo Rituum Conclavis (ritos del cónclave):

Os anuncio un gran gozo, Habemus Papam: el Eminentísimo y Reverendísimo Señor Jorge Mario Bergoglio, Cardenal de la Santa Iglesia Romana, quien se ha dado el nombre de Francisco.

El Santo Padre Francisco I, precedido por la Cruz, se ha asomado al balcón de la Basílica de San Pedro a las  20,22 horas, para saludar e impartir su primera Bendición Apostólica Urbi et Orbi. Antes, una oración por el Papa emérito Benedicto XVI.

Primeros momentos del Pontificado

Alrededor de una hora y cinco minutos después han transcurrido desde la elección hasta que se ha abierto el balcón para el anuncio. En este tiempo, el nuevo Pontífice ha vivido sus primeros momentos de Pontificado, según está establecido en el séptimo y último capítulo de la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis (Juan Pablo II, 22 de febrero de 1996), la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio sobre algunas modificaciones a las normas relativas a la elección del Romano Pontífice (Benedicto XVI, 22 de febrero de 2013) y en ritual Ordo Rituum Conclavis.

El cardenal Jorge Mario Bergoglio ha alcanzado, al menos, los 77 votos (dos tercios) necesarios para ser elegido Papa. En ese momento, era canónicamente válida la elección del Romano Pontífice.

Realizada la elección canónicamente, el último de los cardenales diáconos (James Michael Harvey), ha llamado a la Capilla Sixtina al Secretario del Colegio de los Cardenales (Monseñor D. Lorenzo Baldisseri) y al Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, (Mons. D. Guido Marini). Ambos han sido testigos, junto con los 114 purpurados, de cómo el nuevo Papa daba el consentimiento para el Pontificado.

El cardenal Decano de la asamblea, en este caso el cardenal Giovanni Battista Re, pregunta al elegido:

¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice?

Y, una vez recibido el consentimiento, se le ha preguntado:

¿Cómo quieres ser llamado?

El Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, actuando como notario y teniendo como testigos a dos ceremonieros que han sido llamados en aquel momento, ha levantado acta de la aceptación del nuevo Pontífice y del nombre que ha tomado.

Se ha procedido entonces a quemar las papeletas para la "fumata" blanca.

Acto seguido el nuevo Papa, acompañado del Maestro de Ceremonias Pontificias, se ha vestido la sotana blanca y la estola papal en la llamada "Estancia de la lágrimas".

Ya revestido, ha regresado a la Capilla Sixtina y ha ocupado por primera vez la Cátedra. Junto al resto de los cardenales ha escuchado la palabra de Dios y la plegaria:

Beatísimo Padre, en esta hora solemne en la que por un impenetrable proyecto de la Divina Providencia has sido elegido a la Cátedra de Pedro, antes de elevar, unánimes, nuestras oraciones a Dios y de darle gracias por tu elección junto a la beata siempre Virgen María, Madre de Dios y todos los Santos, conviene recordar las palabras con las que nuestro Señor Jesucristo prometió a Pedro y a sus sucesores el primado del ministerio apostólico y del amor.

El primero de los cardenales diáconos (Jean-Louis Pierre Tauran) ha proclamado un texto del Evangelio. A continuación, el primer cardenal presbítero (Godfried Danneels) ha rezado la oración por el Sumo Pontífice, tras haber invitado a un instante de oración en silencio:

Oh Dios, que en el proyecto de tu sabiduría has edificado a tu Iglesia sobre la roca de Pedro, cabeza del colegio apostólico, protege y sostén a nuestro Papa N.: tú que lo has elegido como sucesor de Pedro, haz que sea para tu pueblo principio y fundamento visible de la unidad en la fe y de la comunión en la caridad. Por Cristo Nuestro Señor.

Los cardenales electores, cumplidas estas formalidades previstas en el Ordo Rituum Conclavis, se han acercado, por orden de precedencia, para expresar un gesto de respeto y obediencia al recién elegido Sumo Pontífice. Al terminar este acto, han dado gracias a Dios en la misma Capilla Sixtina con el solemne canto del himno Te, Deum, laudamus.

Llegaba el momento de que el primero de los Cardenales Diáconos, el Protodiácono, anunciara la elección y el nombre del nuevo Pontífice.

 

Mientras, y como novedad en este cónclave, el Papa ha pasado a la Capilla Paulina para rezar sólo unos momentos ante el Santísimo Sacramento.

Alojamiento del Papa

El Nuevo Pontífice se ha trasladado, como el resto de los cardenales, a la Casa Santa Marta, donde residirá los primeros días de su Pontificado. La habitación 201 es la reservada para el nuevo Papa.

 

 
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