Pregón 1993 Imprimir

  
La Semana Santa de Viveiro y la Mitra de Mondoñedo en el siglo XVIII  
  
Manuel Vazquez Chao  
Sabemos por la tradición y por D. Juan Donapétry  que, "en la noche del Jueves Santo, los fieles de las aldeas del con­torno formaban una especie de campa­mento, prefiriendo sufrir a la intempe­rie las molestias de una velada al aire libre, antes de perder un puesto o< llegar tarde a la ceremonia del Encuen­tro, que comienza a la mañana siguien­te en la Plaza Mayor..." en la que> también estaba ubicada la antigua igle­sia parroquial de Santiago donde, con toda seguridad, pernoctaban, antes de que el obispo de la Diócesis se enterase de las, hasta cierto punto normales, barbullas ocasionadas por la acogida de familias enteras (de las de antes) que traerían consigo la fiambrera.

 


Sería ine­vitable a la hora del reparto de la parca colación, por parte de la madre, a su extensa progenie, el ritual grito de "come, neno..., probé de ti se te lixu-gas", o "demo de cativo, ¡para quedo!", etc., cada uno de ellos acom­pañados de su respectivo coscorrón, que, sin duda alguna, ayudaban a que la recomendación fuese cumplida; el humor de la matrona no estaba, preci­samente, para contemplaciones: en parte por la incomodidad del sacro re­cinto que, además de servir de Taber­náculo (no olvidemos que es Jueves Santo y está instalado el Monumento), hace las veces de improvisado comedor y circunstancial dormitorio; o la locua­cidad de los varones adultos que, can­sados de "pasar o tempo" transcurrido desde la procesión "do Güerto" (no existía todavía el paso de La Cena), venían "alumbrados" por la abundante ingestión del báquico licor.

No es de extrañar, pues, que el preladio tomase las medidas que le parecieron mas oportunas:
   

"FABRICA Y MANDATOS DE SANTIAGO DE VIVERO"
"En la feligresía de San Esteban de Valle, a nueve días del mes de No­viembre del año de mil setecientos y diez y siete, Su Señoría llustrísima' "el llustrísimo Sr. Dn. Fr. Juan Antonio Muñoz y Salcedo mi señor Obispo y Señor de la ciudad de Mondoñedo, del Consexo de su Magestad. Andando "en visita General y Ordinaria de su obispado mndó que su Capellán Dn. "Jacinto de Candía, fuese a visitar la iglesia parroquial de Santiago de "la Villa de Vivero y aviendo ydo la visitó... de lo cual informó a su llustrisima que en su vista mandó lo siguiente-"... Yttem por quanto Su Señoría llustrísima asido Ynformado "que en la noche del Juebes Santo muchas personas se quedan a dormir en la Yglesia y en ella cometen algunos excandalos e yrreberencia: manda Su "Itt" que desde las onze de la noche asta el día siguiente se cierren las puertas "della y el fabricarlo, con otros quatro onbres a satisfación del cura se queden  "que la guarden y no dejen entrar a ninguno; y lo cumplan con apercivimiento de "que serán castigados"...

Así que todo aquel que no tuvo la suerte de "coller sitio nos <anfo-niles>" (alfolíes), o bajo los pórticos de las iglesias, tendría que pasar la noche al raso. Los prelados mindonienses, al parecer, no tenían vocación de noc­támbulos, ya que el 2 de agosto de 1.735, el obispo Fray Alejandro Sar­miento de Sotomayor, que efectuaba la Visita Pastoral en Vivero, mandó que Dn. Roque del Riego, presbítero, visí­tase la iglesia parroquial de Santiago de vivero," ... y en ella el "Stm" Sacra­mento y mas que devia serlo lo que hallo con dezencia menos lo que ira declarado y por Cura a Dn- Lorenzo López de Andrade quien dio la visita e hizo el recivimiento acostumbrado en cuya visita mandó S.l. se cumpla lo síguiente- "... y por quanto 5.1. se halla in­formado de que continuarse en algunas parroquias de su Obispado las pro­cesiones de las noches de Jueves y Bier-nes Santo resultan notable perjuicio a la edíficazión de los fíeles manda que desde aora en adelante no permitan los Curas o Tenientes que en sus Igle­sias se hagan estas procesiones en tan irregular hora y que si la devozión de sus feligreses quisiere asistir a las que acostumbra hazerse sea por el día no permi­tiendo que fuera del salgan de sus Iglesias antes bien tendrán cui­dado en que se cierren al anochecer y cada uno lo cumpla en la parte que le toca pena de excomunión mayor y dos mil maravídis de multa. .."

Es de suponer que la paréntesis episcopal se cumpliría al pie de la letra, dado lo "sustan­cioso" de la pena. Este mismo pontí­fice, nueve años más tarde, ordena que la preciosa imagen del "Ecce-Homo" de la Mi­sericordia sea enterrada casi de forma inmediata. Esta dispo­sición asombra, por su ligereza, ya que probablemente, conocía la talla sólo de oídas: por aquel entonces, los mitrados mindonienses solían pasar Visita desde una parroquia de la zona, en la que establecían una especie de sede pro­visional, por medio de un sacerdote que facilitaba la información.


 
Santa , una pica en Flandes
Mar García
Pocas cosas existen en la actualidad , a las puertas  de un nuevo siglo, que sean capaces de convertirse por sí solas en polo de atracción, popular y populo­so, como ocurre con las viejas tradicio­nes. Hay como una especie de vuelta a los "orígenes", un intento de recupe­ración de los antiguos mitos, readap­tados, eso si, a las necesidades que el ser humano tiene hoy de llenar el ocio para que no dé la sensación de con­vertirse en tiempo perdido. Algo que a veces sorprende por lo superficial y ca­rente de sentido que puede llegar a ser tanto para el que convoca como para el que, ávido de nuevas sensaciones, acude a la cita.

 

Conjugar lo antiguo con la mo­dernidad, que dirían algunos, sin pecar de inmovilismo es tan difícil como aunar intereses, generaciones, volun­tades, criterios. Y eso, al margean de las consideraciones religiosas o espiri­tuales que lleva intrínseca la celebra­ción de la Semana Santa. Alcanzar dicho equilibrio debe ser la baza a jugar por quienes tratan de mantenerla viva, cualquiera que sea la motivación.

 

Mi encuentro con esta Semana Mayor tiene lugar precisamente en la mañana del Viernes Santo, con la Plaza aborratada de caras un tanto somno-lientas, pendientes de lo que sería el desarrollo de uno de los Autos sacra­mentales más hermosos y poco cono­cidos. Las crónicas dirían que corría el año de gracia del 86 y domino íntegra­mente el escenario donde se va a producir "El Encuentro" desde el techo de la unidad móvil de la emisora. 5e trata una vez más de ser los ojos del que al otro lado escucha, de narrar, de ser crítica y ecuánime al mismo tiempo.

 

que algo perviva debe contar con el apoyo de quienes a ello están vincu­lados e intentar poner siempre una pica en Flandes.